La reunión de la comisión delegada de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) también sirvió ayer para que el Barcelona pusiera sobre la mesa su deseo de que el último encuentro de Liga, que disputará en La Rosaleda contra el Málaga, se adelante al viernes para contar con un día más de preparación para la final de la Liga de Campeones. La petición del cuadro catalán fue rechazada de plano por la patronal de clubes.

En algunos medios afines al Barcelona ya se esbozó durante la jornada de ayer la posibilidad de que el encuentro que cierra el campeonato -que, salvo hecatombe, será intrascendente para los discípulos de Pep Guardiola- se dispute el viernes 20. Efectivamente, los representantes del club catalán plantearon ayer esta posibilidad, aunque siempre supeditada a que el Málaga tampoco tenga nada en juego y haya certificado su permanencia en la élite.

La postura del Málaga está clara: si no está salvado, se opone tajantemente a que el partido se adelante a la noche de un día laborable. Pero además la LFP se cierra en banda sobre esta cuestión, porque considera que adelantarlo es un perjuicio para todos los clubes tanto si el partido es intrascendente como si existe algo en juego, circunstancia esta última que implicaría el adelanto a su vez de los restantes conjuntos implicados en la lucha por la permanencia. Y como efecto dominó podría afectar a todos debido a que también se verían abocados a ello los que pelean por una plaza en la Champions o la Liga Europa.

La razón que esgrime la LFP tiene su base en las quinielas. De adelantarse el partido, tenga trascendencia o no, habría una jornada menos para la venta de las quinielas y afectaría a la recaudación, lo que perjudica a todos los clubes en mayor o menor medida.

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