Cuando nos deja uno de los nuestros, un trocito de la Málaga que más admiramos y que más próxima sentimos, aunque no hayamos tenido la suerte de cruzarnos en vida, siente uno cómo se quiebra algo muy íntimo en el corazón.
Esposa de Caracuel padre, enorme malaguista de la época heroica y de todos los tiempos. Madre extraordinaria de grandes malaguistas. Cuna de malaguistas. Matriarca de malaguistas. Fuente imperecedera e inagotable de genuino malaguismo malagueño. La imagino sonriente y carismática, apasionada, cercana y sincera, como sus hijos.
No hay derecho que hayan de partir. La gente que nos guía nos reconforta solo sabiendo que existen.
Carmen, Arturo, sabėis que os queremos. Mucho. De corazón. Hoy más que nunca. Un abrazo muy sentido.