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Estemos donde estemos: somos Málaga

07 Nov 2012, 00:27

Buenas a todos,

Soy un joven estudiante de Periodismo en la Universidad de Málaga, y tras el increíble partido que nos da la clasificación a los octavos de final de la Champions League, me he plantado frente al ordenador con ganas de escribir algo sobre lo que estamos viviendo. Como carezco de medio en que exponer lo que escribo, qué mejor sitio que este para ofrecerlo.

Un saludo.

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Memoria, compromiso y fe.


Domingo, 16 de mayo de 2010, estamos en la ciudad de Málaga, más concretamente en el punto más bullicioso en estos momentos del lugar: el paseo de Martiricos, donde se encuentra el Estadio de La Rosaleda. Es una tarde de carácter puramente veraniego que va a decidir el porvenir de una entidad, de unos sueños, de unas esperanzas.

El reloj marca las 5 de la tarde y 25.000 almas gritan sin cesar buscando motivar a once guerreros para que no solo logren permanecer entre las estrellas, sino permanecer con vida: además de sueños, cientos de puestos de trabajo y con ello bocas que alimentar están en juego. En frente de los luchadores locales, otros once pertenecientes a la realeza que intentan destronar al gobernante barcelonés.
Un pitido inicia la contienda, y entre ataques y contraataques los locales ponen rumbo a la victoria gracias a un zarpazo de Duda, el guerrero lusitano, aunque la euforia la cortaría de raíz el tulipán Van der Vaart. Sin embargo, gracias al trabajo en otras contiendas, el resultado de esta particular es satisfactorio.

Otro pitido determina el final y da lugar a la alegría en La Rosaleda: el sueño continúa.

Martes, 6 de noviembre de 2012, el reloj marca las 9 menos cuarto de la tarde en la ciudad de Milán, estamos en el Estadio de San Siro. Otro punto concurrido, y otra batalla más que se va a unir al historial de otros 22 guerreros. Por un lado once combatientes de la realeza italiana, por el otro, aquél grupo de plebeyos que, ahora noble y con otras caras, luchará por la gloria bajo los mandos de un mago: Manuel Pellegrini.

Es un ambiente más hostil, sus apoyos son minoría numérica, aunque quizás no lo sean a nivel de fuerza. ¿El objetivo? Alcanzar la gloria. En esta ocasión la gloria es muy diferente: no hay nada que perder. Estamos hablando de un nivel más allá, nos encontramos en el Olimpo, un lugar donde los más grandes de entre los grandes se enfrentan por saber quién es el portador del rayo.

De nuevo un pitido marca el inicio de la batalla, y entre ataques y contraataques los malacitanos ponen rumbo a la victoria gracias a un zarpazo de Eliseu, el guerrero lusitano, aunque la euforia la cortaría de raíz el carioca Pato. Sin embargo, gracias al trabajo en otras contiendas, el resultado de esta particular es satisfactorio.

Otro pitido determina el final y da lugar a la alegría malaguista: el sueño continúa.

Dos resultados iguales, dos alegrías idénticas, dos sueños diferentes. Aquél 16 de mayo de 2010 se daba continuidad a un sueño que sin remedio alguno iba a ser efímero. Por supuesto, otro año más entre la nobleza, pero como todo sueño, estaba evocado a terminar y no precisamente con un final feliz. Málaga ya sabe de esto, tiene precedentes demasiado cercanos, y por eso nunca se puede dar rienda suelta a la ilusión y desatarse de esos miedos que la acomplejan.

Se avecinaba otro verano incierto: “¿ficharemos a otro “nuevo Messi”? Me apuesto 50 euros a que el equipo titular completo está compuesto por cedidos”. Sin embargo, ese verano de 2010 iba a suponer la metamorfosis de ese sueño. Llegaban vientos de cambio desde Oriente, y un despertar incómodo en escaso tiempo iba a convertirse en un provechoso porvenir sin fin determinado. Cambios drásticos y una transición llevada con mucha cabeza por el nuevo líder, Manuel Pellegrini, hacían que los malagueños pasasen de la mendicidad a la nobleza y dotaban de una magia pocas veces vista a un grupo que parecía tocado por los dioses. Como antes se mencionaba, tan solo algo más de dos años después, esos once guerreros que saltaron al campo de batalla contra el Real Madrid, aunque con diferentes caras, eran los once guerreros que salieron a comerse el mundo contra el todopoderoso Milan. Es así, con la historia en la memoria, se ponían en compromiso y luchaban por las miles de personas que derrochaban fe en ellos.

Aun así los sueños, sueños son, y no sabemos en qué momento despertaremos. Por esto, blanquiazules, hay que tomar cada minuto como un regalo, no acostumbrarse, tener en todo momento la sensación de que lo que se ve es nuevo. Si algún día los acordes de la Champions League no impresionan, si algún día un encuentro contra un ‘plebeyo’ no reúne a toda la corte, si algún día dejamos de sentir lo que sentimos hoy, ese día habremos dejado de ser aquellos guerreros del 16 de mayo al haber borrado de nuestra memoria nuestros logros, al haber roto el compromiso con los que un día lucharon, y habremos perdido la fe con la que empujamos.

Disfrutemos. Ayer, hoy, mañana y siempre, estemos donde estemos: somos Málaga.

Re: Estemos donde estemos: somos Málaga

07 Nov 2012, 01:11

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