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07 May 2012, 18:20
Son solo 90 minutos lo que nos separa de la gloria. De una victoria que nos daría el pase a la Liga de Campeones, hito tan lejano hace muy poco, y que hasta resulta difícil de pronunciar sin extrañarse. Nos separa de la gloria a todos nosotros, fieles seguidores en las malas de un club humilde de siempre, que se alza en la tabla para asombro de propios y extraños, no acostumbrados a tan altas cotas. Y digo en las malas porque ese ha sido siempre nuestro destino, las penurias deportivas y económicas, hasta la llegada de un señor que nos está haciendo ver más allá de las permanencias, descensos y leyes concursales. Y es que esta afición, para mí, una de las más sufridoras de España, está a un solo paso de acariciar un sueño, un sueño de grandeza que no ha de escaparse si este deporte tiene algo de justicia divina. Nunca una afición tan grande y fiel sufrio más por un equipo. La generación de malaguistas que vió como su equipo desaparecía, aquella que lloró en Cádiz en aquella promoción, o la que acompañó al equipo por campos de tierra, y en general, todo el malaguismo está listo para tocar el cielo. Porque lo merecemos, porque el himno sonará más fuerte que nunca, porque La Rosaleda se vestirá de auténtica gala para alentar a unos jugadores que quedarán en la historia por llevarnos a donde nadie soñó. A ellos nos encomendamos, a ese fino malagueño que besa nuestro escudo cuando marca, a ese menudo ambidiestro que enamora con su fútbol, y a todos en general, para ver hecho realidad ese sueño impensable que es para todos La Champios. Ya casi lo tocamos con los dedos. ¡A por ellos Málaga!