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17 Nov 2011, 00:33
Quiero compartir con vosotros, otra reflexión/experiencia que tenía ganas de comentar hace tiempo.
Domingo, 28 de junio de 1998.
Fecha inolvidable para los malaguistas. Recuerdo al entrar en la Rosaleda con mi entrada de Preferencia, y con la ilusión de poder vivir mi primer ascenso a segunda del Málaga CF. Hace tiempo atrás, viví siendo un enano la desaparición del C.D. Málaga, y me acuerdo aún cuando bajé al campo, veía caras de rabia en las gradas e incluso algún llanto que no lograba entender, ya que no era consciente de lo que podía ocasionar ese partido. Mientras mi hermano y yo cogíamos un poco de ese césped que aún conservo, y nos pusimos a jugar en el campo con una bolsa de plástico con un jersey dentro, y cada vez que "metíamos gol" en la portería con esa bolsa, un grupo de aficionados gritaba "nuestros goles", entre comentarios de que ya que no podían cantar goles del Málaga, cantaban los nuestros.
Al entrar me fijé en alguien que me llamó la atención, un chaval de unos 18 años, con su camiseta del Málaga, como con una mirada que me resultó rara, y con unos auriculares enchufada a su radio. Como decía allí estaba yo, deseando que empezara el partido y se consumara el deseado pero casi imposible ascenso. Como un tal Pablo Guede no sabía que era imposible, lo hizo. Y con sus goles consiguió cambiar la historia del Málaga C.F.
Pero como todos sabíamos, tenía que suceder algo más. Que el Beasaín no perdiera con el Talavera. Y de nuevo me fijé en ese chico, sin mirar el partido, con la mirada perdida y escuchando la radio atentamente. Le pregunté a mi hermano mayor, qué le pasaba a ese chaval. Él me dijo, que era porque era ciego, y por eso tenía así sus ojos…; Yo sorprendido, intentaba comprender el por qué un chaval que no puede ver el partido, acude a la Rosaleda.
El Beasaín con uno menos durante la segunda parte, y mientras “gritaban falsos goles del Beasaín en sectores de la Rosaleda”, este chaval se mantenía tranquilo, que nos hacía pensar que no existían tales goles…; Eso sí, en los goles del Málaga CF, los celebraba como si hubiese visto. Y cada vez que se escuchaba algún gol de esos fantasmas, un señor mayor se giraba a este chaval, y le preguntaba ¿Ha marcado el Beasaín?.
Un niño pequeño, que se percató de la situación de ese chaval que no podía ver, le preguntó con la inocencia de un niño, que si no podía ver los goles, para qué iba a la Rosaleda. A lo que el chaval ciego contestó que pusiera la radio, cerrara los ojos, y sintiese al estadio cantar, animar, o celebrar los goles, y que vería cómo sin poder ver, podría sentir los goles. A lo que el niño chico, cerró los ojos “forzadamente”, ante las risas del resto del público por la cara tan graciosa que ponía ese niño cerrando los ojos, como si alguien se los fuese a abrir.
Se me quedó marcada aquella imagen, aquella situación, y aquel ascenso.
Y por eso, no logro comprender el fútbol sin radio. Y por eso, me da pena ver las cabinas de radios vacías en la Rosaleda, y por eso me da pena que en el camino de vuelta a casa, en vez de escuchar las ruedas de prensa tenga que escuchar a Shakira cantando el waka waka en cadena dial.
Soy de los que opina, que la radio siempre ha ido ligada al fútbol, que no creo que las radios tengan que pagar la mala gestión llevada por la LFP, y que lejos del pique (con razón o sin razón) que la gente pueda tener con ciertos periodistas, quiero dar mi opinión sobre que ni mucho menos se quiera dar a entender que los periodistas por estar cerca de los jugadores, se mueven en esos ambientes de lujo y exceso. La mayoría de ellos están ahí por vocación, y cobrando menos de lo que se pueda pensar la gente. Y no lo digo como norma generalizada, porque desconozco un poco este mundo desde dentro, pero sí que conozco algunos casos. Respeto a quien crea que la radio debe pagar por informar, pero no lo comparto.
Y no lo comparto, no por ningún medio, ni ningún periodista en especial. No lo comparto, porque no creo que sea justo, porque si el Málaga lo cree oportuno, debería tener la libertad de dejar informar a esos periodistas que ponen voz a un partido o a una rueda de prensa para gente que no tiene la suerte de asistir al partido, o que simplemente no puede oír, como ese chaval al que preguntaban si había marcado el Beasaín.
Independientemente de comentarios desafortunados que he podido escuchar, yo he vibrado con Justo y Jorge eufóricos por el ascenso del Málaga o indignados por arbitrajes en contra del Málaga, me he sentido orgulloso de escuchar como el Málaga salía en carrusel deportivo, me he aprendido de memoria el anuncio de la Cancela Campera, me he emocionado con retransmisiones de Dani Marín, o he guardado en mi memoria una imagen de un chaval con la mirada perdida, y al que no conozco, ni sé si sigue asistiendo por la Rosaleda. Esa imagen la guardo, junto a la de mi abuela, que vivió sus últimos años prácticamente ciega, y siempre con la radio a su vera.
Me da exactamente cuál sea el motivo, me da igual quién tenga o no tenga la culpa, y ni quiero generar un debate ya bastante opinado. Ni quiero que se centre en ningún periodista. Ni quiero destacar si hay profesionales o familias que se hayan visto afectadas.
Lo que quiero es ver esas cabinas de radio llenas, lo que quiero es que se pueda dar de nuevo esa imagen y esa pregunta ¿Ha marcado el Beasaín?. Y por supuesto quiero volver a casa escuchando las ruedas de prensa, entrevistas y no a la Shakira.
Por eso me uno al grito de No al fútbol sin radio!!