Leyendo un artículo del Sur, destaca al Málaga entre los más deportivos del campeonato. La pregunta es, ¿Creéis que influye la presencia de Hierro en el club? ¿Habéis notado mejoría en el arbitraje al Málaga?
Yo la verdad pienso que sí. Aquí os dejo la noticia:
http://malagacf.diariosur.es/noticias/2 ... 11004.htmlEl Málaga, paradigma del juego limpioCuarto en la Liga y segundo en la clasificación del Juego Limpio. El Málaga también figura entre los más deportivos del campeonato, solo superado por el Barcelona. Y no es casual. Ambos equipos poseen idéntico estilo. La posesión del balón, virtud más que reconocida en los conjuntos dirigidos por Manuel Pellegrini, permite que las faltas apenas se produzcan y que el riesgo de amonestación se reduzca al mínimo. De hecho, la mayoría de las tarjetas amarillas vistas hasta el momento por los jugadores blanquiazules no obedece a una acción de juego peligroso o de entrada a un contrario.
El Málaga únicamente lleva ocho cartulinas amarillas. El detalle pasa inadvertido, porque el foco está centrado en los goles, las oportunidades, los récords de imbatibilidad (a nivel global e individual), la utilización o convocatoria de unos u otros jugadores. Pero es un equipo que enarbola la bandera del buen gusto por el fútbol y, como consecuencia directa, no acumula excesivas tarjetas amarillas.
Ventajas
Pudiera pensarse que este dato se debe también a una cierta falta de agresividad. De hecho, nadie olvida la actuación del Málaga el año pasado en casa frente al Real Madrid (entonces, bajo la dirección de Jesualdo Ferreira), cuando el equipo apenas cometió faltas y exhibió una muy escasa tensión del primer al último minuto. Pero no es así. El conjunto blanquiazul presiona y aprieta cuando se requiere, aunque cuenta con dos ventajas. La primera se centra en que las situaciones defensivas se han rebajado considerablemente, ya que habitualmente acapara en torno al 60 o 65 por ciento de la posesión, y en ocasiones de forma constante. La segunda viene dada por esa posesión: cuanto más se tiene el esférico, menos hay que correr detrás del balón y, por lo tanto, menor es el desgaste físico.
Otra virtud más que evidente del Málaga es su colocación. Todo lo más, el equipo hace faltas tácticas cuando pierde el balón. Esa infracción a las primeras de cambio, cuando el adversario emprende la salida al contragolpe, no suele ser castigada con amonestación por el árbitro a menos que sea muy flagrante. Pero a favor de los discípulos de Pellegrini juega su óptima situación en el terreno de juego. La seguridad en el plano defensivo llega no solo por la solvencia de determinadas piezas (mención especial para los centrales y, por supuesto, Toulalan), sino por el orden. Se observa un claro equilibrio que impide los movimientos de los rivales cuando deben optar por un ataque estático (no al contragolpe, con huecos) y eso facilita una rápida recuperación de la pelota.
Comparación
Todo ello deriva en ese excelente promedio de poco más de una tarjeta por partido (ocho recibidas en la media docena de encuentros). El detalle contrasta obligatoriamente con los datos de las dos últimas temporadas. En la primera, cuando las limitaciones creativas y ofensivas eran más que evidentes y apenas podía mantenerse la posesión del balón, los jugadores del Málaga vieron 23 amarillas (dos de ellas supusieron la expulsión de Obinna) y la roja directa mostrada a Luque frente al Barcelona por el colegiado vasco Delgado Ferreiro. En la segunda, la anterior, con el descontrol del sistema empleado por Ferreira (aquel 4-3-3 en el que los extremos no bajaban, y los 'pivotes' y los laterales estaban claramente desbordados), fueron 20 amarillas (dos de ellas le costaron la expulsión a Jesús Gámez, uno de los más perjudicados por ese planteamiento casi suicida) y las dos rojas más que recordadas y discutibles a Eliseu frente al Villarreal y al Almería. Como se puede comprobar, en ambos casos en torno al triple de la cifra actual en el mismo periodo de encuentros.
Pero además de ser un equipo muy deportivo también conviene añadir que el Málaga no se mueve por las brusquedades. Basta con recordar los motivos de las distintas amonestaciones. El sábado, sin ir más lejos, Baptista fue amonestado por simular un penalti (en una acción que fue penalti y en la que además el brasileño no simuló en ningún momento su caída), y Eliseu, por sus protestas tras el segundo gol de Getafe, nacido precisamente de una clara falta al portugués por parte de Valera en la banda de Tribuna. Además, frente al Granada, Joaquín vio la amarilla por quitarse la camiseta en la celebración de su segundo gol aquella noche, el que redondeaba la goleada (4-0).