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21 Ago 2018, 03:02
Buenas noches.
Tenía la intención de entrar en el hilo sólo para agradecer la amabilidad de MaTech. Gracias a él, me ha bastado teclear en Google “Eduardo García Alfonso” para encontrar el artículo y descargarlo de Academia.edu.
Pero el caso es que la lectura del artículo no ha solventado mis dudas, y bien que lo siento. No sé si será terquedad o aburrimiento, el caso es que sigo dándole vueltas a este asunto. Además, creo que me precipité: no soy malagueño pero crecí allí y le tengo un cariño muy especial a la ciudad; no hay otra igual. Dicho esto, lamento de veras volver a dar la tabarra; pero allá voy.
Punto 1: En cualquier laboratorio, incluso en los dotados con los instrumentos más sofisticados, toda medición y los cálculos subsiguientes están afectados de un error. Opino que el mapa de un estuario fluvial y sus alrededores hace 3 milenios no puede estar exento de errores. Teniéndolos en cuenta, el nivel del mar pudo ser más alto (en cuyo caso todo Arraijanal estaría irremisiblemente sumergido) o más bajo (en este caso, al menos parte de él sería tierra firme, es probable que un sistema de dunas).
Punto 2: El mapa es poco claro abarca (todo un milenio). Pudo haber una gran diferencia entre las situaciones al principio y al final de ese milenio.
Me remito al caso de La Rebanadilla. Al parecer, el asentamiento data del siglo IX A.C. Alrededor de 200 años después se funda El Cerro del Villar, bastante más cerca de la actual desembocadura. Me pregunto por qué ese traslado. No me parece probable que fuera a causa de las inundaciones, pues éstas debieron notarse más río abajo. Creo que la hipótesis más probable es que, a medida que avanzaba el delta, La Rebanadilla quedara demasiado alejada del estuario, o bien que esa tramo del río dejara de ser navegable. Cualquiera de los dos casos habría supuesto una buena cantidad de sedimentos, es decir, inundaciones intensas y frecuentes. Esto es posible, sobre todo teniendo en cuenta que estamos hablando del pico de la era interglaciar (descontados los últimos dos siglos).
Me permito aquí citar textualmente al autor:
“Asunto capital a seguir trabajando será establecer las cronologías concretas de los cambios geomorfológicos que han llevado al Guadalhorce a desembocar por un curso único y rectilíneo, en lo que era un ámbito de humedales desecados progresivamente”.
En definitiva: aún no se sabe qué pudo ocurrir.