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El Málaga 14-0 Garrucha

07 May 2018, 10:27

Málaga 14-0 Garrucha: 20 años después
Se cumplen dos décadas de un partido histórico que aún perdura en la memoria del malaguismo. Basti y Pichino, técnico rival, rememoran un encuentro cargado de goles y de emociones
Daniel Barranquero | LA OPINIÓN DE MÁLAGA (2015)


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En dos minutos cambia una vida. En dos minutos puedes perder un amor o recuperarlo para siempre. En dos minutos puedes hacer historia o vivir algo que recordar y contar con pasión. Aquel día, entre las 18:55 y las 18:57, todos miraron a un mismo sitio y se hicieron una pregunta común: ¿Y qué pasará si hay 10 goles? La respuesta la tendrían muy pronto.

Indurain iba a por el 5º Tour, Puig ganaba en Jerez, el Zaragoza buscaba la Recopa y el Málaga, bueno, en Málaga eran más bien días de básquet, con el histórico pase a la final liguera, la del triple de Ansley. Esa tarde se homenajeó al Unicaja, pasillo incluido, antes del encuentro contra la Peña Deportiva Garrucha.

Todo el mundo estuvo el día del Garrucha, nos cuentan, pero en aquella jornada las crónicas hablan de la peor entrada del año –5.000 personas–, y de la recaudación más baja, 600.000 pesetas. En la ida, el Málaga había sufrido para ganar por 1-2, a cinco minutos del final, en un campo de arena en el que había un árbol en la banda cuyas ramas entraban en el terreno de juego. Tirar balones ahí para que quedaran atrapados, un recurso más para perder tiempo. En la vuelta, el club almeriense parecía entregado. Muchos jugadores se habían ido por impagos, solo 14 viajaron y varios juveniles y cadetes completaron la expedición. Qué felices con sus cámaras en la previa. Qué largos se le harían esos 90 minutos.

El histórico Garrucha, de blanco y negro a lo Newcastle, por sus orígenes británicos, se plantó en el minuto 11 con un 0-0 que sabía a gloria. Media hora después, la manita. El 6-0 del minuto 68 les parecía una heroicidad, justo antes de los instantes más locos que La Rosaleda viera jamás. 9 goles en 21 minutos y unas imágenes grabadas para la eternidad.

Benítez pidiéndoles a sus hombres que dejaran de ser individualistas, ya que todos querían marcar. Kiko Aranda ayudando al portero rival a levantarse tras el noveno gol. Y esos dos minutos de misterio en los que la pregunta fue una: ¿Qué hará el luminoso si hay un décimo? La pitada inicial al descubrirlo dio paso a las bromas. ¡El marcador ponía 0-0! ¡Empezaba otra vez la cuenta! El 4-0 final de La Rosaleda escondía un «1» que vestía al choque de histórico, superando el 11-0 contra el Pozoblanco en 1959, también en Tercera División.

Cuatro goles de Carmona, tres de Basti, dos de Toño y Kiko Aranda, uno de Añón y otro par en propia meta. Mas los protagonistas, por una vez, eran los derrotados. La dignidad era eso. Ni una fea acción –5 faltas en todo el partido– ni un mal gesto y solo lágrimas. Lágrimas de impotencia, lágrimas de emoción, con todos los aficionados al Málaga aplaudiendo admirados por su esfuerzo e ilusión.

«Me puse a llorar al ver los aplausos a mis chavales, entre ellos mi hijo. Su llanto sabe a alegría», confesaba Domingo Soler, «Pichino», técnico visitante. Hoy lo revive con orgullo, explicando por qué no usó alguna triquiñuela, lesión o expulsión, para que se suspendiera el partido. «Tengo familia nacida en calle Larios. En La Rosaleda y ante esa afición no podía retirar a los míos, nos metiesen catorce o treinta. Era un orgullo para los chiquillos jugar allí».

Palabra de un técnico humilde que, tras el encuentro, regresó a casa, despertándose a las cinco de la mañana del día siguiente para ir a pescar gambas, lo que le daba de comer.

Dos décadas más tarde, además del llanto de su equipo, algo más le quedó grabado: «Las paradas de mis porteros, que puse uno en cada parte. Nos marcaron 14 pero es que ellos se lucieron, no sé cuántos balones pudieron sacar».

El mítico Basti, que pide e implora que alguien le pase el vídeo de ese partido para su colección, no olvida el silencio al entrar al vestuario tras el 14-0. «Queríamos ganar y mejorar el golaveraje general pero no humillarlos. Hubo un central muy joven al que consolé. No pensamos que iban a pasarlo tan mal. En el vestuario estábamos impactados, hablando de las lágrimas de nuestros rivales y no nos dejó bien, pero el fútbol es lo que tiene. Es un resultado que creo que es insuperable pero también hay que acordarse de su actitud. No dieron ni una patada, terminaron dignamente, se comportaron fenomenal y eso hay que alabarlo».

«Ni al Milán le aplaudirían como lo han hecho con nosotros», perjuraba el entrenador visitante en aquella rueda de prensa profética. ¿Quién le iba a decir que dieciocho años después el Milán caería en ese mismo escenario? Y con menos corazón que el Garrucha, por supuesto. Aquel día, el traductor italiano confesó que solo había estado una vez antes en La Rosaleda€ el día del 14-0. A trescientos kilómetros de distancia, Pichino gritaba el gol de Joaquín como suyo, ya que el Málaga es su segundo equipo.

Basti, semanas antes, contra el Panathinaikos, le explicaba a un extrañado Catanha por qué lloró antes del partido. «Hablé con lágrimas recordando esos tiempos y sentí que pusimos nuestro granito de arena para llegar ahí. Me sentí el hombre más feliz del mundo escuchando el himno de la Champions y le conté que todo eso venía del trabajo de unos chavales que lo dieron todo en Tercera».

Hoy el Málaga lucha por Europa y todo parece saber a poco, cuando la perspectiva pide a gritos que se valore lo vivido desde aquel ascenso a Segunda B, cuando Victoriano era Camacho y Toño hacía de Amrabat. Dicotomía blanquiazul. En Garrucha, el campo ya no es de arena y los balones no se chocan con las ramas. El club, en Segunda Andaluza, está saneado, sigue siendo el más antiguo de Almería y se encuentra en buenas manos. Desde hace 8 años, Pichino es el presidente.

A veces, echando gasolina en el puerto, aparece algún barco malagueño y acaba rememorando esta historia. Por el orgullo con el que habla, el hermanamiento de su Garrucha con el Málaga no puede romperse jamás. «Alguno me ha dicho que cómo participo en esto, que perdimos 14 a 0 y parece que me alegro. Si no han jugado al fútbol que se callen. Fue grande a nuestra manera. Es una honra. Nos metieron 14, sí, pero nos lo metió el Málaga». Veinte años pasan volando.

Re: Málaga 14-0 Garrucha: 20 años después

07 May 2018, 10:29

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