El Málaga no comprará una plaza para su filial, el Atlético Malagueño, en Segunda División B. Pese a los ofrecimientos que ya ha recibido el club en las dos últimas semanas por parte de distintos conjuntos con serias dificultades económicas, la decisión de los propietarios de la entidad de La Rosaleda no varía un ápice respecto al año pasado y no se contempla esta posibilidad.

La planificación de la primera plantilla del Málaga prosigue con tranquilidad, sin necesidad de precipitarse y de incurrir en errores que a la postre puedan repercutir en el rendimiento del equipo durante una temporada muy exigente y cargada de compromisos por la presencia en tres competiciones. El grupo de trabajo encabezado por el director deportivo, Antonio Fernández, mantiene todos los frentes abiertos para la búsqueda de esas cuatro piezas de primera necesidad que equilibren al conjunto blanquiazul, como explicó el entrenador, Manuel Pellegrini, en su última comparecencia antes de marcharse de vacaciones.

Paralelamente, el máximo ejecutivo de la entidad, el vicepresidente y consejero delegado, Abdullah Ghubn, continúa con las distintas reuniones internas para analizar las necesidades del club en estos momentos en sus distintas parcelas con el claro objetivo de apuntalar la estructura en plena frase de crecimiento y expansión del Málaga. No es que el capítulo deportivo esté arrinconado, pero sí es evidente que se encuentra a día de hoy en un discreto segundo plano.


No cabe duda de que el Málaga no está tan obligado como el año pasado a cerrar cuanto antes la llegada de caras nuevas para dar el ansiado salto de calidad en la plantilla, sino que debe limitarse a apuntalar aquellas demarcaciones que están más huérfanas o no tan compensadas. Además, si el año pasado la toma de decisiones correspondía a un cuarteto de personas, en esta ocasión se reduce a un trío (Ghubn, Fernández y Pellegrini) tras el fallecimiento a comienzos de febrero del consejero consultivo y persona de máxima confianza de los propietarios en la gestión, José Carlos Pérez.

Pero si en lo relativo al primer equipo todas las gestiones se desarrollan con el sigilo habitual en Fernández y los suyos, en el capítulo del filial sí se pretende tener las cosas más claras con suficiente antelación (como se puede leer en la información que acompaña estas líneas). La prioridad era conocer en qué categoría competiría el Atlético Malagueño. Esta temporada recién concluida se ansiaba llegar a las eliminatorias de ascenso en la disposición idónea para preparar el asalto a la Segunda B. Era prioritario acabar en la mejor posición posible. No obstante, a la postre el segundo equipo ni siquiera logró colarse entre los cuatro mejores del grupo IX de Tercera División. En el seno de la entidad se hacen distintas valoraciones sobre esta decepción, desde el hecho de que apenas llegaran jugadores curtidos -el número de fichas estaba condicionado por la inscripción de Recio y Portillo, siempre vinculados a la primera plantilla y que no han 'bajado' para jugar un solo minuto, igual que Juanmi, con licencia del juvenil- hasta una planificación no muy acertada, pasando por la bisoñez de determinados efectivos.


En cualquier caso, nada más concluir la temporada, al Málaga se le ha presentado la posibilidad de competir el próximo ejercicio en Segunda B. Si la crisis que se vive en España adquiere tintes preocupantes, en el fútbol se ve multiplicada por los excesos del pasado, por un modelo de competición insostenible (tres cuartas partes de los equipos de la categoría de 'bronce' son inviables en la actualidad, por no hablar de lo que se vive en Tercera) y por su condición de torneo semiprofesional. Distintos clubes ya le han planteado al club de La Rosaleda la opción de vender su plaza a cambio de la deuda que acumulan a día de hoy.

Aun así, el Atlético Malagueño, que ya subió a Segunda B con la denominación de Málaga B hace una década por motivos extradeportivos (el descenso a Tercera del Granada por sus deudas), competirá en principio en Tercera División y así se va a planificar su plantilla. La política de los propietarios no varía en este sentido respecto a hace un año, cuando surgió la misma posibilidad y el propio Ghubn recalcó que el equipo debe ganarse su presencia en la categoría superior exclusivamente en los terrenos de juego, por sus méritos deportivos y su rendimiento en el campeonato. Esa es la postura de los dueños de la entidad. Otra cuestión sería que dentro de un mes algún conjunto vecino o con vinculación especial necesitara salir del atolladero y que en La Rosaleda variara el rumbo, pero se antoja poco probable.